CUIDAR EL MEDIOAMBIENTE, EL ANTÍDOTO CONTRA FUTURAS PANDEMIAS


Cuida el medioambiente

La pandemia de covid-19 que estamos atravesando y el estado de confinamiento en el que hemos vivido en muchos países, con su consiguiente paralización de la actividad en algunos sectores, ha hecho pensar y cuestionarse a muchos expertos sobre el maltrato a la biodiversidad.

Durante semanas hemos visto imágenes inéditas como por ejemplo: especies salvajes que invadían espacios urbanos, grandes ciudades como Madrid o Barcelona con menos contaminación que nunca o plantas endémicas que completaron mejor su ciclo. ¿Te imaginas vivir así constantemente?: aire y agua más limpios, calles tranquilas y seguras, convivencia entre especies…

A pesar de que hace 46 años que se estableció el Día Mundial del Medio Ambiente, ha tenido que aparecer un microorganismo, que ha sido capaz de poner al ser humano frente al espejo de su fragilidad, para hacer abrir los ojos a muchas personas. Los expertos advierten a los países que se vayan preparando para escenarios aún más catastróficos, porque la aparición de nuevos virus se va a intensificar en los próximos años. Pero no está todo perdido, esto también puede convertirse en una oportunidad para conseguir un futuro mejor.

La pérdida de biodiversidad aumenta la propagación de enfermedades

Todos los expertos coinciden y alertan de que la interrelación entre el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la salud de los seres humanos es evidente, y son cuestiones “inseparables”. Hay más de un millón de especies amenazadas por la acción del hombre, y con cada pérdida de una de ellas es más probable la propagación de infecciones de una especie animal al hombre.

«Tenemos que ser conscientes de que si seguimos alterando los ecosistemas naturales, con la pérdida de biodiversidad asociada, si ignoramos las consecuencias del cambio climático y los efectos de la globalización, estamos derrumbando barreras que nos protegían y facilitando la alteración de las áreas de distribución de especies, en muchos casos patógenas. Esas barreras son la vacuna ambiental», declaró el catedrático de Botánica de la Universidad de Santiago, Javier Guitián.

Esencial la intervención de los países con Leyes realistas y ambiciosas

Por ello, es importante que todos los sectores se unan, hagan caso a los expertos y pidan a los Gobiernos leyes más realistas y ambiciosas. Por ejemplo, según indica la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada dólar que se invirtió en el fortalecimiento de la Ley de Aire Limpio de Estados Unidos ha devuelto 30 dólares en beneficio a los estadounidenses, a través de una mejor calidad del aire y una mejor salud. Este es solo un ejemplo de leyes que se pueden llevar a cabo en todo el mundo, y que aportan grandes beneficios para la ciudadanía.

Es fundamental que los Estados empiecen e invertir en servicios esenciales: desde agua y saneamientos, hasta energía limpia. A veces, nos olvidamos de que millones de personas carecen de acceso a los servicios más básicos, como el agua. Como bien hemos aprendido en esta pandemia, el lavado de manos es fundamental para prevenir enfermedades infecciosas, pero hay hogares en los que ni siquiera tienen acceso a ello.

Energías renovables

Según la OMS, más de siete millones de personas al año mueren por exposición a la contaminación del aire. Por ello, es importante asegurar una transición energética rápida y saludable. Desde hace años, nos anuncian que se trabaja por dicha transición, pero la realidad es que nunca llegan medidas ambiciosas que atajen la realidad del problema.

En cuanto a la producción, no podemos depender tanto del exterior, en palabras de Amanda del Río, directora técnica de la Fundación Global Nature: “Lo fundamental es que, cuando llegue el momento, se construya un nuevo modelo de recuperación en el que se diversifique la producción, y no se saque toda fuera, se fomente la fabricación nacional y se apoye el comercio local y de proximidad”.

En conclusión, la crisis provocada por la pandemia por la covid-19 ha puesto en relieve la relación entre la pérdida de biodiversidad y la salud, y la necesidad de que empecemos a actuar de una manera real y eficiente. Aunque los ciudadanos tenemos que adoptar hábitos diarios sostenibles, tenemos que exigir a los Gobiernos cambios estructurales. Entender que mantener los ecosistemas es el mejor seguro de vida que tenemos.

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